La
fiesta de todos santos está lleno de simbolismos, de costumbres, de tradiciones
y creo que todos alguna vez, recordamos estas fechas con una historia en
particular, una historia de que cambia la perspectiva de como miras el “denominado
más allá” y como empiezas a mirar el presente.
La
mía es un tanto particular, todo empezó en el 2004, un año después de la muerte
de mi hermano llegue del colegio y en un rincón de mi casa veía una mesa muy
adornada con todos los objetos favoritos de mi hermano, sus juguetes, una coca
cola, un Cua Cua y demás masitas. Mi mama me decía que siempre debía rezar
porque era como darles la bienvenida a todos los ángeles pues ellos no estaban
visitando. Veía a mis familiares reunidos después de mucho, todos en honor a mi
hermanito, visitándolo, trayéndole regalos y rezando por él.
Todo
parecía estar bien, era algo bonito que recordar. Sin embargo, en mi mama se veía,
aun, un rostro triste y lleno de lágrimas, perfectamente entendible pues se trataba
del recuerdo de su último hijo. Esta “ceremonia” no terminaba ahí, en los días siguientes
íbamos al cementerio con todas las cosas que habían traído tanto mis familiares
como mis papas a hacer rezar a la gente humilde. De esta experiencia aprendí
varias canciones y a ver un lado diferente de la vida.
Pasaban
los años y este ritual se repetía, pero año tras año, la gente que venía se disminuía,
lo único que parecía no acabar era la sensación de tristeza de mi madre. Yo,
durante esos años, nunca pude entender en su totalidad lo que ella sentía, pero
llego a asustarme a tal punto de no querer vivir más esta “festividad”. Hubo un
punto en mi vida en el que llegue a pensar que pasaría conmigo si vivo un
sentimiento igual o peor, me asuste de la idea de sentirme así vacío.
Hoy
en día, todos estos rituales, para mí, acabaron. Pues solo me recuerdan el
dolor inmenso por el que mi madre pasó. Esta historia es algo que muy pocas
personas saben, pues demuestra quizás el único miedo que tengo, algo a lo que
no estoy preparado y quizás nunca lo esté y en realidad nadie, a perder a
alguien.
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